lunes, 1 de octubre de 2012

Sobre Cataluña y su independencia

Ahora mismo se está formando un revuelo porque al gobierno de Cataluña le ha dado por enarbolar (otra vez, como cada vez que tiene problemas para gobernar) la bandera de la independencia. Curiosamente no la enarbola siempre.

Pensando en la posibilidad de que Cataluña pasara a ser un estado independiente se me ocurre que si quiero puedo recorrer unos cuantos kilómetros y entrar en un territorio donde no se tributa a la Hacienda española, donde se habla oficialmente un idioma que no es el castellano y este no es oficial. Pero resulta que tenemos la misma moneda, que no necesito pasaporte para entrar y que sus leyes y las de España están dirigidas desde el mismo sitio: Bruselas.

Para el caso me da igual que se haya pensado en Francia, en Andorra o en Portugal.

La cosa está en que si Cataluña fuera independiente y perteneciera a la UE, para los que no somos parte del gobierno ¿qué diferencia habría? ¿Acaso dejarían de saber hablar castellano en Cataluña por arte de magia? Esto lo digo porque en las fronteras se suelen saber los idiomas de los dos lados de las mismas, aunque sólo sea por poder vender a más gente.

Esto me lleva a plantearme si todo el ruido que se ha montado con la independencia de Cataluña (o del País Vasco, para el caso) no es simplemente una cuestión de que los integrantes del gobierno tendrían menos dinero para llenarse los bolsillos, porque si me guío por lo que invierten en los españoles, poca diferencia habría.

Resumiendo: que si Cataluña, el País Vasco o quien sea se quiere independizar, mientras pertenezca a la UE, como ciudadano me es totalmente irrelevante. De hecho, ahorraría mucho gasto y mucha mala leche en ambos lugares.

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